Sunday, February 13, 2005

El Pecado... Tentaciones...

** El pecado dice San Agustín, es "toda palabra, acto o deseo contra la ley de Dios".

O bien, según la definición clásica, pecado es:

a) la transgresión: es decir violación o desobediencia;
b) voluntaria: porque se trata no sólo de un acto puramente material, sino de una acción formal, advertida y consentida;
c) de la ley divina: o sea, de cualquier ley obligatoria, ya que todas reciben su fuerza de la ley eterna.

En realidad siempre la causa universal de todo pecado es el egoísmo o amor desordenado de sí mismo (cfr. S. Th., I-II, q. 84, a. 2). **


** Por tentación se entiende toda aquella sugestión interior que, procediendo de causas tanto internas como externas, incita al hombre a pecar.Las tentaciones actúan en el hombre de tres maneras:

1) engañando al entendimiento con falsas ilusiones, haciéndole ver, p. ej., la muerte como muy lejana, la salvación muy fácil, a Dios más compasivo que justiciero, etc.;

2) debilitando a la voluntad, haciéndola floja a base de caer en la comodidad, en la negligencia, etc.;

3) instigando a los sentidos internos, principalmente la imaginación, con pensamientos de sensualidad, de soberbia, de odio, etc.

Las tentaciones son pecado no cuando las sentimos, sino sólo cuando voluntariamente las consentimos.Es importante comprender con claridad que la tentación sólo puede incitar a pecar, pero nunca obliga a la voluntad, que permanece siempre dueña de su libre albedrío. Ninguna fuerza interna o externa puede obligar al hombre a pecar.Por tanto, siempre podemos vencer las tentaciones, ya que ninguna de ellas es superior a nuestras fuerzas: Fiel es Dios que no permitir que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentación os hará sacar provecho (I Cor. 10, 13).

Dios no quiere nuestras tentaciones, pero las permite, ya para humillarnos, haciéndonos ver la necesidad que tenemos de su gracia, ya para fortalecernos con la lucha, ya para que adquiramos méritos para el cielo.

Los medios para vencer las tentaciones están siempre al alcance de la mano:

1) los medios sobrenaturales, que son los más importantes: la oración, la frecuencia de sacramentos y la devoción a la Santísima Virgen;

2) la mortificación de nuestros sentidos, que fortalece la voluntad para que pueda resistir en el momento de la tentación;

3) evitar la ociosidad, pues la tentación parece que espera el primer momento de ocio para insinuarse;

4) huir de las ocasiones de pecado, dado que nunca es lícito exponerse voluntariamente a peligro próximo de pecar: supondría conceder poca importancia a la probable ofensa a Dios y tiene, por tanto, razón de verdadero pecado. No tengas la cobardía de ser `valiente": ¡huye! **





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